5 cosas malas de París que deberías conocer
Resumen de contenidos de este artículo
París es bien conocida como la «Ciudad de la luz» y, aunque es una ciudad fantástica, toda luz arroja sus sombras. A la hora de viajar, tienes que tener en cuenta que no todo lo que te vas a encontrar es perfecto, por lo tanto es mejor ir preparado de antemano y conocer la parte no tan bonita del lugar. Dicho esto, en este artículo voy a contarte 5 cosas malas que pudimos experimentar durante nuestro viaje a París y que deberías saber.
Los baños de pago
Empezando por algo esencial como es hacer tus necesidades, en París te encontrarás con muchos baños públicos de pago. Sí, es cierto, no es algo exclusivo de esta ciudad (los hay en muchos destinos), pero eso no quita que resulte molesto y sea criticable. Nos topamos con estos baños en zonas públicas abiertas como los Jardines de las Tullerías, los Jardines de Luxemburgo o los Campos Elíseos (donde vimos los más caros, a 2€).
Tal vez esto sea solo nuestra opinión, pero creemos que es bastante ridículo tener que pagar por una necesidad básica como es mear. Es cierto que los baños requieren de un mantenimiento, pero de 1-2€ por echar un pis es excesivo. Teníamos claro desde el primer momento que esto iba de cabeza a la lista de 5 cosas malas de París.
Ahora bien, en el interior de monumentos como el Arco del Triunfo o el Museo del Louvre no tendrás que pagar extra por usar los servicios, dado que ya habrás abonado la entrada. Así que ya sabes, aprovecha las visitas a estos lugares para hacer una paradita. En nuestra experiencia, el único lugar que encontramos con baños completamente gratuitos fueron las Galerías Lafayette. Dicho esto, es posible que otros centros comerciales tengan baños gratuitos, pero no lo podemos asegurar.
El tráfico
Esto fue algo que no esperábamos y nos pilló complemente por sorpresa: la manera de conducir de los parisinos. No es una exageración, cada vez que íbamos a cruzar un semáforo en verde teníamos que esperar un rato hasta asegurarnos de que no venía ningún coche. Pero no es solo que muchos se salten los semáforos, sino la velocidad a la que van, en la mayoría de casos por encima de la permitida. Las películas de París no te enseñan esta parte de ir por sus calles.
Todo esto era aún peor en calles principales o con mucho tráfico, donde los pitidos, los acelerones y los frenazos ocurrían de forma continuada. Aunque no es algo exclusivo de estas, ya que en calles secundarias también ocurría, aunque con menor frecuencia. De todos modos, ten cuidado porque es en las calles pequeñas donde te puede pillar más desprevenida. Dicho esto quiero aclarar que nosotros vivimos en Madrid, por lo que conocemos de sobra lo que es el tráfico ajetreado de una capital; pero es que lo de París es otro nivel. Es la ley la jungla.
La sensación de inseguridad
Este punto se puede enlazar con el anterior en lo relacionado con moverte por la ciudad y que te puedan atropellar, pero no es el único motivo por el que lo incluimos como una de las 5 cosas malas de París. Esta sensación se debía mayoritariamente a la cantidad de gente que notamos que probablemente eran carteristas; cosa que dedujimos por cómo nos observaban y cómo se comportaban (rondando a turistas, acercándose demasiado, etc).
Donde más lo notamos fue en lugares turísticos muy concurridos y en el transporte público, aunque tampoco quitábamos ojo a nuestras cosas en zonas menos concurridas o restaurantes. Estábamos siempre pendientes de nuestras mochilas y/o las llevábamos colgadas por delante. Como consejo te diré que guardes bien tu cartera en el fondo de tu mochila y que estés pendiente de grupos que te rodeen para venderte algo.
Otro hecho que nos dio sensación de inseguridad fue la cantidad de gente borracha que vimos a horas tempranas de la tarde. Y no me refiero a ir con «dos cervezas», hablo de gente muy borracha en el metro a las 16:00, por ejemplo. Es cierto que notamos que el consumo de alcohol en las calles de París estaba bastante extendido (en el Sacré Coeur vimos a muchos grupos haciendo botellón en las escaleras de la basílica) y no tiene por qué pasar nada. Esto no quita que pueda resultar incomodo, en especial con quienes van bebiendo directamente en el transporte público y con los que se pasan.
Las estaciones de metro
Si bien la estética antigua de muchas de las estaciones de París tiene su encanto, también tienen su parte negativa. Tampoco me refiero al funcionamiento de la red en sí (de la que te hablé en el artículo sobre transporte en París). Los metros suelen ser puntuales, sin embargo no resultan suficientes a las horas puntas y los vagones se llenan en exceso. Como viajera, intenta evitar esos horarios o acabaras pegada a otra gente (lo que también puede resultar en mayor facilidad para que un carterista te robe).
Es probable que estés pensando «ya bueno, pero eso pasa en todas partes, no es motivo para meter esto como una de las 5 cosas malas de París». Cierto. Así que vamos a la principal razón de añadir este punto: el estado de las estaciones de metro. En todas las estaciones de París por las que pasamos nos encontramos con instalaciones antiguas, con poca ventilación y una falta de accesibilidad preocupante.
No vimos ni una escalera mecánica y rara vez un ascensor. No sé cómo se mueve la gente con discapacidades motoras por París, pero desde luego no es en metro. La única línea completamente adaptada a día de hoy (junio 2020) es la 14. Quiero creer que irán mejorando este problema con el tiempo, pero mientras puedes consultar su lista de transportes accesibles aquí.
Aparte de las estaciones en sí, los tornos de las mismas no son muy eficaces y tienen un funcionamiento algo raro. En muchas se abre primero el torno y luego tienes como que empujar una puerta, en fin, raro e incómodo si vas cargada. Además, es habitual encontrarse gente colándose detrás tuya o incluso saltando sobre el torno; aunque esto parece que es ley en cualquier ciudad grande.
La masificación en los monumentos
La última de las 5 cosas malas y probablemente la menos sorprendente está relacionada con las masificaciones habituales en los lugares más emblemáticos de París. Sí, claro, cuando vas a París ya sabes que va a haber mucha gente. No va a estar el Louvre ahí puesto para ti sola y tu disfrute. Pero en este punto me voy a referir a un problema más sistémico, relacionado con el funcionamiento de los lugares turísticos.
Este apartado surgió a raíz de varias visitas que realizamos, pero para ser más concreto me voy a centrar en ejemplificar con Versalles. No solo se trata de la interminable cola para entrar al Palacio (que en este artículo te hablamos de cómo evitar) que es evidente que va a haber, sino de la propia visita en sí.
Cuando iniciamos el tour por las habitaciones del palacio nos encontramos inmersos en una marabunta de personas en un espacio muy reducido. Las zonas de paso entre estancias son muy estrechas y no todo el mundo respeta el orden. Además, la cantidad de gente permitida por sala a veces roza lo ridículo y acabas viendo Versalles como una oveja en un redil, apretados y siguiendo un caminito. Todo esto hace que la visita por el interior del palacio sea menos placentera de lo que cabría esperar; y eso que nosotros vimos Versalles con relativamente poca gente. No quiero imaginar como será un día que esté a tope.
Esto no solo se aplica a Versalles; durante nuestra visita al Louvre la aglomeración de gente en ciertas zonas (como la de la archiconocida Gioconda) era más que considerable y, parcialmente, molesta. Todo esto tiene un más que conocido motivo: cuanta más gente entre, más dinero se gana. Pero desgraciadamente esto no es algo que afecte únicamente a los visitantes, sino también a los trabajadores.
Concretamente los trabajadores del Louvre se han quejado en repetidas ocasiones y han hecho huelgas debido a la absurda cantidad de personas que acoge el museo simultáneamente. Llega un punto en el que su salud y capacidad de realizar correctamente su trabajo se ve afectada. Por tanto, va siendo hora de que los monumentos regulen mejor su aforo, reduciéndolo y estableciendo la compra anticipada de entradas como norma.
Nosotros no debemos olvidar que somos turistas y que prioriza el bienestar de los trabajadores, por lo que debemos poner de nuestra parte. A fin de cuentas, un cambio de funcionamiento como este beneficiaría a ambas partes y solo tendríamos que reservar de forma anticipada. Esperemos que con el tiempo todas y cada una de las 5 cosas malas en esta lista desaparezcan de París.
Pero no todo es malo
Aunque este artículo se centre en hablar de los aspectos no tan bonitos de París, evidentemente es solo una pequeña parte. París tiene muchas cosas buenas y geniales y estoy deseando volver a visitar la ciudad. Pero creo que también es bueno saber que no todo lo que puedes experimentar en tu viaje va a resultar de tu agrado. Como todo lugar, tiene sus luces y sus sombras.
Te hemos hablado en el blog de muchísimas cosas buenas sobre París, que puedes encontrar en nuestra Guía de viaje a París. Espero que este artículo sobre 5 cosas malas de París que deberías conocer te haya sido útil. Nuestra intención no es criticar París, sino que tengas toda la información posible a tu disposición.
Si tienes algo más que añadir o no estás de acuerdo, no dudes en dejar un comentario. Al final esta es tan solo nuestra opinión. Si quieres conocer más sobre nosotros y nuestros viajes, síguenos en Redes Sociales.
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